PALABRAS DE RECONOCIMIENTO Y GRATITUD EN EL FUNERAL DE SAMUEL.
Reconocimiento sincero a los celebrantes y familiares de Samuel por concederme la licencia de dirigíos unas breves palabras.
Todos hemos pasado durante nuestra existencia por algunos momentos difíciles y este es para mi uno de ellos, pues entenderéis la carga emocional proveniente de la amistad y el cariño que nos profesábamos y el dolor que representa su muerte.
Yo quiero hacer un brindis a la amistad, a la generosidad, al desprendimiento, a las buenas maneras; canto a la bonhomía, la docilidad amable y bondadosa, características que honran a Samuel por su personalidad sencilla, trabajadora y poco dada al protagonismo. Véase su proceso curricular con múltiples laureadas, que junto con la defensa de la libertad y la paz reflejan su comportamiento y el alto grado profesional del que estaba imbuido.
Quizá tu pasión y celo profesional, tu amor y entrega a tan altas altas responsabilidades hayan contribuido a quebrar tu salud a una edad demasiado temprana.
A uno de tus amigos del alma, al conocer el diagnóstico de tu enfermedad le enviaste un mensaje en los siguientes términos: “lo peor ya me ha sido confirmado, pero te prometo por nuestra amistad que lucharé hasta el final”.
Has luchado, Samuel, como un valiente y junto a ti todos los tuyos en apretado haz. Unos de forma directa y otros con la intendencia de sus oraciones, pero no ha podido ser. La muerte venció, y estoy seguro que has sido llamado al lugar de los elegidos, donde no hay dolor ni llanto, sino presencia Divina. Bien merecido lo tienes, en la vida has dejado huella indeleble de Caballero Español. Gracias Samuel por tu ejemplo.
En este mismo lugar y hace siete años, te dirigías por estas fechas a las Cofradías que nos acompañaban con motivo de la celebración de nuestro Gran Capítulo, con ese verbo fácil y cálido que te caracterizaba. Para este año tenías pergeñado un artículo para nuestra memoria que titulabas “la Cera de La Moncloa”. Seguro que además de las tertulias, los cantarinos, etc., no faltaría el recuerdo a nuestra Virgen de La Probe y al viejo egipcio San Antón a quien tantas veces glosabas.
Ayer y hoy los pésames de condolencia, y esta asistencia masiva a la Eucaristía por tu eterno descanso, es una demostración patente del afecto sincero que a ti y a tus familiares profesan multitud de vecinos y amigos. Ello nos conforta y anima a seguir luchando.
Especiales gracias a tantos compañeros y amigos que durante el proceso de tu enfermedad os habéis preocupado por el, muchos hoy aquí, de diferentes lugares de la geografía ibérica. “La muerte no nos roba a los seres queridos, al contrario, nos los guarda e inmortaliza para siempre en el recuerdo”.
Samu, has concluido tu peregrinaje. Desde el infinito te pedimos una cosa: ruega por nosotros. Y te prometemos otra: nunca te olvidaremos.
Gracias.
La Foz de Morcin, 26 de Enero de 2.010.
1 comentário:
Fueron unas palabras muy emotivas.
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